El treinta y uno de diciembre del 2019, algo cambió: El mundo se apagó, los animales mutaron, el clima se descontroló a tentando contra los residentes de la tierra y los humanos morimos, o eso pensé. No hubo advertencia, no hubo gritos, solo esa inminente sensación de abandono y por una fracción de segundos, no fuimos nada. Hasta que un golpe en el pecho, me revivió. Nos revivió. Y entonces cuando despertamos, estábamos solos, desesperados y con la muerte a nuestro paso. Un mundo dominado por adolescentes. Un mundo nuevo y desconocido donde las leyes se modifican y la maldad brota como hierba mala; donde el fuerte maltrata al débil, sin temor a las consecuencias. consecuencias. Mi nombre es Leah. Tengo 17 años y sobreviví el 31 de diciembre. Solo para soportar a miles de adolescentes prepotentes que quieren gobernar el mundo.