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Aunque parecían tiempos tranquilos, algo oscuro se cernía sobre nuestras apacibles vidas buscando arrastrarnos al desastre. Las cosechas perdidas, el olor del humo de los incendios que no parecían tener fin, la mirada de la gente desesperada siguiendo revueltas instigadas por¡Espera! Estas no son las formas de contar unos sucesos tan importantes. Será mejor que comencemos por el principio. Mi nombre es Willmo y así nació la leyenda.