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Hay vidas que no se cuentan con hechos, sino con heridas. Con silencios. Con lo que no se dijo. Y con lo que, aún no dicho, sigue latiendo.Alberto Adolfo Alvarado Abrego arrastra una camisa arrugada, sí.Pero no es la ropa lo que está vencido, es el alma. Esta es la historia de un hombre que ha vivido más con el pecho que con los pies, que ha amado tarde, que ha hablado poco y que ha llorado en voz baja.Un hombre que, entre catés, cigarrillos y miradas que no llegan a destino, intenta comprender qué se desordenó, dónde se perdió, cómo se sigue después de perder casi todo... incluso a sí mismo.Óscar Eduardo Durán Palacios construye un personaje profundamente humano: lúcido, contradictorio, herido... inolvidable.Alberto nos cuenta, sin decirlo del todo, que la vida no siempre tiene redención, pero sí momentos luminosos. El hombre de la camisa arrugada es un espejo. De lo que fuimos. De lo que aún somos. De lo que quizás, con suerte, podamos dejar atrás.