Hay quienes nunca se han acercado a la experiencia de un milagro, y hay, por el contrario, quienes los han experimentado a través de sus sentidos: los han visto, los han escuchado, los han olido, los han tocado y han gustado plenamente de ellos. Claro que, frente a las posturas de estos últimos, siempre habrá quien argumente que fueron «víctimas» de alguna ilusión. Pero, eso sí, a lo largo de la historia han sucedido, y seguirán sucediendo, en mayor o menor medida, hechos extraordinarios, sobrenaturales, lejanos a toda explicación científica; experiencias que cada quien procurará explicar según la fe que profese, o la filosofía en que sustente sus creencias. En Una experiencia de milagros, Jurieth Bermúdez, su autora, de manera emotiva y reveladora, relata los hechos que vivió su familia veinte años atrás, para que sea el propio lector el que, según su criterio, saque sus conclusiones. A los pocos días de dar a luz, Rosario y Camilo, los padres, deben llevar a su pequeña bebé a un hospital, donde permanecerá internada durante 53 días, casi a punto de morir, a causa de una agresiva enfermedad. Los requerimientos de los médicos para la familia son constantes y exigentes. Pero siempre, personas de muchas partes (algunas veces desconocidos; otras, incluso, al parecer inexistentes), aparecen, como ángeles sin alas, para ayudarlos a solventar cada situación. En cierto momento, los mismos galenos no saben qué hacer para salvarle la vida a la bebé. Es cuando el milagro, que la autora presenta a través de una prosa ágil y cercana a cualquier público, simplemente sucede, sin que nadie pueda explicar cómo ni por qué ocurrió. Por lo que, a todos, incluidos los médicos, solo les queda declararse simples sujetos guiados por la mano de Dios. En fin, para entenderla, hay que leer esta historia, y a eso invitamos al lector.