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Dentro de los cambios y retos de nuestras vidas surge la decisión de emigrar; quizá para algunos sea un momento de alegría y esperanza de poder encontrar un nuevo horizonte que presenta nuevas expectativas ante los sueños que hemos anhelado. Pero emigrar para millones de personas alrededor del mundo representa un desafío. Para tantos no se emigra por placer, se hace por necesidad, para proteger y hasta salvar la vida misma. Familias enteras, niños solos, jóvenes y adultos, desafían las peligrosas rutas que la migración expone, ante crueles desventajas e infortunios; y aun así, es preferible emigrar que permanecer en un lugar donde el hambre mata, la pobreza derrumba, los fríos calan y las mutilaciones y violencia imponen su presencia. Se pierde más al quedarse que empezar el camino hacia lo desconocido e incierto. Encontrar una vida digna es derecho de todos, y así, en la búsqueda por encontrarla, algunos quedarán en el camino y sus pasos serán las huellas de los que vendrán detrás. Una reflexión para entender que todos somos migrantes y que todos merecemos una vida mejor.