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Hago mías las palabras de Héroes del Silencio: «Y por fin he encontrado el camino, que ha de guiar mis pasos». Lo he encontrado cuando más falta me hacía. Cuando transitaba por la angustiosa penumbra de la ansiedad y el miedo. Lo he encontrado y me he encontrado, y ahora solo me pierdo mar adentro, como el título de la canción. Entre unas sábanas, entre unos versos o entre unos labios que aúnen ambas cosas.  Este libro no es para leerlo, es para sentirlo. No está escrito. Está vivido, soñado y disfrutado de tal modo que si pudiera gritar os dejaría sordos. En Desnudos bajo la piel, me despojo de la coraza y planto mi corazón sobre la mesa, a la vista de todos, como si de un coliseo romano se tratara. Quizás porque hace ya mucho que entendí que cualquiera puede desnudar tu piel, pero para desnudar el alma hace falta algo que no todo el mundo tiene: magia insondable.  Yo no me conformo con menos, ¿y tú?